miércoles, 16 de marzo de 2016

Reloj Astronómico de Praga con datos de Puebla de Alcocer

Enlace a una hoja de cálculo que simula el Reloj Astronómico de Praga, pero configurable para cualquier latitud del hemisferio norte.
Indicando:
  • Latitud:
    • grados.
    • minutos.
  • Fecha:
    • día.
    • mes.
  • Hora:
    • hora.
    • minutos.
https://www.dropbox.com/s/g6hxl2qz9freys1/JLT%20clockprague.xls?dl=0

Funciona mejor si se descarga y se abre con Microsoft Excel.

Saludos.
caboncho@gmail.com

jueves, 6 de septiembre de 2012

El arado romano




Me ha gustado unos versos encontrados en la web. Los reproduzco porque pueden llegar a perderse.


Fue el arado romano,
Desde tiempo inmemorial,
En las labores del campo
Una herramienta esencial.

Aquí presento sus piezas,
Casi todas de madera;
Unas pocas son de hierro,
Unidas de esta manera:

La cama, pieza curvada,
Es la parte principal,
Se apoyan aquí las otras,
Principalmente, el dental.

Para la reja de hierro
El dental sirve de cuna.
Porta también orejeras.
En cada flanco tiene una.

Ambas tienen la función,
Según sea su largura,
De sacar muy ancho el lomo
O de hacerlo con finura.

Se le encomienda al pezcuño
La tarea primordial
De ajustar bien a la cama
Esteva, reja y dental.

El virolo le proteje
Para evitar que se raje
Cuando reciba los golpes
Para ajustar el anclaje.

Con tornillos amarradas,
Como si de una sola fuera,
Dos piezas forman la esteva.
Y en su extremo, la mancera.

La sujeta con su mano
El curtido labrador
Mientras conduce el arado
Empapado de sudor.

La telera es un hierro,
Está para reforzar,
Va del dental a la cama,
Se puede también quitar.

De las piezas, la más larga,
Es el llamado timón.
Transporta toda la fuerza
De las bestias el tirón.

Con tres velortas está
A la cama bien atado.
Sirve al labrador de guía
Para hacer recto el trazado.

A un extremo del timón
La rabera va abrazada
Con dos velortas de hierro,
Locamente enamorada.

En el otro extremo lleva
Unos cuantos agujeros
Para poner la lavija
Se les llama lavijeros.

La profundidad del surco
Depende, bien certero,
De colocar la lavija
En uno o en otro agujero.

A fin de no hacer ruido
Al ir por la carretera,
La rastra, trozo de goma,
Se coloca en la rabera.

Para que las bestias tiren
Del arado para arar,
La rabera y la lavija
En el barzón han de estar.

En un extremo un hierro,
Una vara de madera,
Y en el otro una correa,
La restola, así era.

Por un lado es una tralla,
El otro, para quitar
Lo que se pegue al arado
Y dificulte el arar.

lunes, 28 de febrero de 2011

Soneto: de la archiconocida y protocélebre morcilla de Burgos.


En Burgos, me hallo en horas tan dispares,
en donde se le antoja al cruel destino;
en tierras de trigal y peregrino,
de juras, catedral, Cid y juglares.

Aquí me aposentaron mis andares,
y, fiel a mi formato libertino,
propúseme, pardiez, catar su vino
en tanto degustaba otros manjares.

Ahitéme de la  morcilla aborigen
buscando en su sabor, con tanto empeño,
milagros que no puede ni la "Viiigen".

Termino, matizando con desdeño:
¿No tiene denominación de origen?
No, amigo. El arroz es extremeño.

martes, 8 de febrero de 2011

Demostración de la falsedad del principio de incertidumbre.

Aseveración de la consecución  de la certeza absoluta.

En cierta ocasión, un cuidadoso cliente le pidió al Tío Ruperto, maestro albañil de profesión, que le realizara unas obras en su casa; concretamente una chimenea que no hiciera humo y un cuarto de baño que no dejara olores. Después de rascarse durante un rato la cabeza, el Tío Ruperto respondió: "Fácil. Haces la lumbre en la taza, y cagas en la chimenea". Simpleza objetiva y precisa.

Frase Célebre de mi pariente Honorio.

"No todo lo malo ha de ser perjudicial, ni todo lo bueno ha de ser beneficioso; a veces, es preferible una MALA compañía a un BUEN estacazo".

jueves, 20 de enero de 2011

Una perlita.

Pues sí, amiguitos. Una perlita que nos deja la Biblioteca Nacional. Nada menos que "El Ingenioso Hidalgo", en versión legible o facsímil, como queramos.

http://quijote.bne.es/libro.html

domingo, 6 de junio de 2010

Escurriendo los sesos.

Un problema de lógica:

Érase una vez, en un reino muy, muy lejano, un rey despiadado y cruel, mas no por ello noble y cumplidor de su palabra. Gustaba el monarca de plantear y resolver retos, entuertos, cábalas y demás juegos malabares lógicos. Usaba para ello el intelecto de su corte, el cual no daba mucho de sí, e incluso torturaba salvajemente con estos enigmas y acertijos a los esclavos y prisioneros de que disponía. Tal era su obcecación y ensañamiento.

Sucedió, pues, en uno de esos lances, que el monarca hizo salir de las mazmorras a TRES prisioneros, reos de muerte, a los cuales les planteó el siguiente dilema:

- A ver, mis agónicos súbditos. El planteamiento lógico del problema es el siguiente: En esta caja tengo CINCO sombreros, TRES son de color BLANCO, y los otros DOS son de color NEGRO. Os van a poner en fila, uno detrás de otro, y os van a colocar un sombrero sobre la cabeza, de tal guisa que el último de la fila puede ver los sombreros de los dos compañeros que están delante, pero no el suyo; así, el siguiente sólo puede ver el sombrero del primer reo, y éste, consecuentemente, no puede ver ninguno.

Condiciones a cumplir:
  • El primero que acierte cual es el color del sombrero que tiene sobre su cabeza, queda libre.
  • Evidentemente, quien no acierte, muere.
  • Quien no lo sepa, o no responda, vuelve a la celda hasta la próxima convocatoria.
Comienza la prueba y, tal y como había explicado el monarca, colocan a los tres reos en fila india, les vendan los ojos, les colocan un sombrero sobre su cabeza y les retiran la venda.
El último, que veía cual era el color del sombrero de los de delante, responde: "Yo no lo sé".
El segundo, que sólo veía el de delante, matiza igualmente: "yo tampoco lo sé".
El primero, que no veía ningún sombrero, seguro y confiado, manifiesta: "El mío es blanco".

El rey, asombrado, expresa su admiración y exclama: "Jamás en mi vida he visto cosa igual; sin ver el color del sombrero del resto de los compañeros, has aseverado que el sombrero que está sobre tu cabeza es de color blanco. Y has acertado. Mas ahora dime: ¿cómo sabías que era blanco?"

Esa es la pregunta: ¿cómo sabía el primer reo que el color del sombrero que llevaba sobre su cabeza era de color BLANCO?